Descarbonización sin desorganización

27.01.23 01:49 AM By kinenergy.internacional

El conflicto Rusia-Ucrania, nos está enseñando una lección valiosa, misma que las empresas que buscan descarbonizar sus procesos deben aprender a la brevedad. La Unión Europea, en su búsqueda de reducir las emisiones de CO2 estableció objetivos que no se alineaban a la velocidad de los cambios tecnológicos, ni a la eficiencia energética "a nivel de piso". Esto tuvo como consecuencia que se redujera la generación de combustibles fósiles, pero no al mismo ritmo que su demanda. Entonces, si la generación disminuye y la demanda se mantiene o disminuye en menor medida, la única solución es importar los combustibles fósiles.


Ahora ¿qué pasa si dentro de la Unión Europea todos los países tienen la misma idea de no generar combustibles fósiles? Ocurre que la importación de estos energéticos debe venir de otro lado y que preferiblemente sea de un proveedor que esté cerca, que sea barato y esté dispuesto a vender una gran parte de sus energéticos. Aquel que tiene estas tres características es Rusia.

En el 2019 del petróleo que compró la Unión Europea, Rusia fue el proveedor del 26.9% de este, mientras que Irak fue el segundo proveedor suministrando el 9.0%. En cuanto al tema del gas adquirido el gas Ruso represento 41.1% de la importación. Durante ese año, la Unión Europea importó el 60.5% de sus energéticos totales. La interpretación que podemos dar es que la Unión Europea perdió su soberanía energética, por buscar la descarbonización sin tener la infraestructura al nivel de los objetivos. El resultado hasta este momento es una Unión Europea que sigue comprando una gran cantidad de combustible a Rusia, financiando a su "enemigo" y haciendo que la huella de carbono total aumente en lugar de disminuir.


La meta de descarbonizar es necesaria, pero hacerlo antes de tiempo es catastrófico, tanto a nivel económico, como de emisiones. Algunas industrias se apresuran a hacer grandes proyectos, con un impacto real bajo o mediano. Otras buscan cambiar sus fuentes energéticas, sin tener la infraestructura suficientemente robusta para esto, provocando que deban recurrir a combustibles fósiles como emergencia, con sistemas menos eficientes que los originales.


La descarbonización es un proceso largo, con ciertos riesgos económicos y ambientales, que requiere una visión a corto, mediano y largo plazo. La mayoría de las veces, las empresas buscan implementar proyectos que reduzcan las emisiones de manera inmediata, sin tomar en cuenta la vulnerabilidad energética que van a tener en un futuro.


Para una descarbonización real, con poco riesgo, es necesario hacer una revisión muy a conciencia y de manera exclusiva del estado de la empresa y las expectativas para los siguientes años. Sin embargo, se pueden plantear las siguientes etapas de manera general para la mayoría de los casos:

I. Estado actual energético.


  1.1 Auditoría energética para detectar principales emisores de CO2.

  1.2 Establecer variables críticas y valorar riesgos actuales.

  1.3 Buscar la eficiencia energética.

  

II.Mejorar la eficiencia energética.

  2.1 Desaparecer perdidas energéticas.

  2.2 Eficientizar procesos.

  2.3 Disminuir los riesgos energéticos.

  

III. Proyectos de reducción de emisiones.

  3.1 Buscar tecnología nueva para principales emisores.

  3.2 Buscar tecnología nueva para fuentes energéticas.

  3.3 Implementación de proyectos.

  

IV. Sustitución de energéticos.

  4.1 Análisis de riesgo y costo-beneficio de las alternativas, con proyección a 5 años.

  4.2 Establecer sistema de backup eficientes.

  4.3 Implementar el cambio energético.

Durante todas estas etapas es importante contar con un sistema de control y monitoreo energético, que evite que se pierda terreno con los avances hechos.


En todo caso es muy recomendable buscar entes externos a la empresa, ya sea consultores en estas etapas y/o auditores o certificadores, que obligan a apegarse a las metas estratégicas y eviten caer en la tentación de la ganancia rápida.

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Enrique Guevara

Director de Energía

Enrique tiene más de 8 años de experiencia en sistemas de fluidos térmicos industriales, principalmente vapor industrial y sistemas de enfriamiento por CO2, así como en el área de capacitación industrial, ha desarrollado proyectos de ahorro de energía y mejoras de proceso en más de 120 empresas en México y ha dado cursos de ahorro de energía y seguridad en fluidos, en 9 países del Continente Americano. Enrique es ingeniero físico industrial por el ITESM y cuenta con un doctorado en ingeniería física industrial por la UANL. Enrique vive en Monterrey con su esposa y dos hijos.

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