¿Buscas un sistema de riego industrial o residencial que te ayude a ahorrar agua, reducir costos y/o mejorar la eficiencia operativa de tu proyecto? Contar con un sistema de riego bien diseñado puede marcar una gran diferencia en el mantenimiento de áreas verdes o la eficiencia operativa de un proyecto industrial. Más allá de automatizar el riego, se trata de aprovechar el agua de forma inteligente, reducir costos y garantizar que cada gota llegue a donde realmente se necesita.
¿Qué es el riego?
El riego es el proceso de suministrar agua de forma controlada a ciertos espacios para compensar la falta de lluvia natural. Es fundamental para asegurar la salud vegetal y asegurar el desarrollo sostenible en entornos urbanos e industriales. Un sistema de riego bien diseñado transforma terrenos poco productivos en áreas funcionales y garantiza el uso eficiente del recurso hídrico.

Tipos de riego: características y aplicaciones
Elegir el sistema de riego adecuado depende del tipo de actividad, la ubicación geográfica, el clima, el uso del agua disponible y el objetivo del proyecto. A continuación, se describen los sistemas más comunes, junto con sus ventajas técnicas y aplicaciones ideales.
1. Riego agrícola/ industrial
Emplea grandes volúmenes de agua y puede realizarse por aspersión, canales, brechas o inundación controlada. La selección depende del tipo actividad, el clima y la capacidad de absorción del terreno. El agua utilizada puede ser potable, tratada con minerales (potasio, magnesio) o directamente extraída de una fuente natural.
2. Riego residencial /jardinería
Este tipo de riego presenta condiciones distintas: menores volúmenes, tiempos controlados y fuentes de agua comúnmente tratadas (reúso o suministro municipal). Existen diferentes modalidades:
- Riego por goteo. Consiste en líneas perforadas o boquillas que liberan agua gota a gota. Tiene bajo consumo y aplicación prolongada. Reduce la evaporación, ya que la humedad es localizada.
- Riego por aspersión. El sistema más común. Consta de un cuerpo estándar y una boquilla que define el tipo de riego (spray, nube, abanico, etc.). La clave técnica está en la boquilla, que determina el gasto, el radio de cobertura y la forma de aplicación.
- Riego con rotores. Similar al aspersor, pero con un cabezal giratorio que cubre áreas mayores. Son ideales para grandes extensiones. Su movimiento circular permite un barrido uniforme, y su instalación requiere considerar tanto el tipo de boquilla como la presión de operación.
- Riego por burbujeadores o inundadores. Son dispositivos pequeños que permiten un riego puntual y de alto caudal. Se utilizan para zonas donde no se desea atomizar el agua.
- Riego localizado profundo. Se instala un tubo con grava en una excavación, permitiendo aplicar el agua directamente en el subsuelo. Puede conectarse a un sistema hidráulico automatizado o aplicarse manualmente. Su eficiencia es muy alta en zonas de escasez hídrica.
La gestión integrada del recurso hídrico
Una planificación responsable del riego requiere considerar normativas locales, uso del suelo y sostenibilidad. La Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) promueve un equilibrio entre bienestar social, desarrollo económico y conservación ambiental al disminuir la huella de calor.
Algunos municipios, por ejemplo, exigen sistemas automatizados en jardines mayores a 200 m² para reducir el consumo de agua.
Factores clave en el diseño de un sistema de riego
- Clima: determina la frecuencia y volumen del agua a utilizar.
- Ubicación geográfica: define condiciones climáticas y disponibilidad de agua.
- Diseño arquitectónico y paisajismo: integra el diseño vegetal y la funcionalidad del espacio.
- Criterios de diseño: automatización, tipo de bombeo, calidad del agua, tipo de tubería, etc.
Partes funcionales del sistema de riego
Un sistema de riego debe contemplar:
- Tipo de sistema o accesorios: aspersores, rotores, válvulas, filtros, tubería, etc.
- Modo de operación: manual o automatizado.
- Frecuencia y secuencia de riego: adaptadas al uso y requerimientos; depende del clima y uso del espacio. Ej. regar campos deportivos fuera del horario de operación para evitar evaporación excesiva.
Secuencia, automatización y control en sistemas de riego
El control de un sistema de riego automatizado se realiza mediante un tablero programable encargado de gestionar la apertura y cierre de válvulas solenoides. Estas válvulas de operación eléctrica reciben señales mediante cables conectados directamente al tablero. Cada estación del sistema está asociada a una válvula específica cuya selección depende del caudal requerido y el diámetro de la tubería que alimenta el sector correspondiente.
La cantidad de estaciones o válvulas se define con base en:
- El uso del sistema (aspersión, goteo, burbujeadores, etc.).
- Los requerimientos hidráulicos (caudal y presión).
- La distribución física del espacio (zonas lejanas o de difícil acceso requieren válvulas independientes).
Por ejemplo, en un proyecto que emplea tres tecnologías distintas de riego (aspersión, goteo y burbujeadores) lo recomendable es asignar una estación para cada una. No se deben combinar diferentes tipos de riego en una misma válvula, ya que cada uno trabaja con presiones y tiempos distintos, lo que puede comprometer la eficiencia del sistema.
Un buen diseño contempla secuencias de operación programadas para evitar sobrecargar el sistema de bombeo. Por ejemplo, si se instalan seis válvulas, se pueden activar en grupos de dos de forma alternada, asegurando así un equilibrio entre presión y caudal, mejorando el rendimiento del sistema y reduciendo en desgaste de los equipos.
También es importante considerar factores como el horario de riego (ya que los ciclos nocturnos son más recomendados para evitar evaporación excesiva) y la implementación de sensores como:
- Sensores de humedad: activan el sistema sólo cuando el sustrato lo requiere.
- Estaciones meteorológicas: ajustan los ciclos según la temperatura, viento y radiación solar.
La sofisticación de un sistema de riego puede ser tan avanzada como lo requiera el proyecto. Desde soluciones básicas hasta configuraciones completamente automatizadas, la tecnología actual permite integrar sensores de lluvia que detienen el riego en caso de precipitación, evitando el desperdicio de agua y mejorando la eficiencia operativa.
Los sensores de humedad en el suelo, por su parte, activan el sistema sólo cuando los niveles caen por debajo del umbral óptimo, incluso fuera de los horarios programados. Esto resulta especialmente valioso en zonas con climas variables o temporadas con alta evaporación. Para condiciones climáticas más complejas, es posible incorporar estaciones meteorológicas que ajustan en tiempo real los tiempos y frecuencias de riego.
Sin embargo, la clave de un sistema verdaderamente eficiente está en la precisión del diseño. Cada plano debe detallar especificaciones técnicas esenciales: tipo de boquilla, ángulo de riego, presión de trabajo, caudal y radio de cobertura. Por ejemplo, definir una boquilla de 180° con una presión de operación de 2.07 bares no es un dato menor; si en campo se instala con sólo 1.03 bares pueden quedar áreas sin cobertura adecuada.
Además, los planos deben incluir recomendaciones claras para la instalación: desde el armado del cuadro de válvulas, uso de grava en cajas de registro, hasta la correcta selección de filtros, bypass y válvulas de purga. Un error común, como utilizar una tubería de 19 mm donde se especificaba una de 32 mm, puede comprometer el desempeño de todo el sistema.
Conclusión
Un sistema de riego exitoso combina conocimiento técnico, diseño detallado y tecnología eficiente. Desde la elección de los emisores hasta el control automatizado, cada decisión impacta directamente en el rendimiento, el ahorro y la sostenibilidad del proyecto.
En KINENERGY desarrollamos soluciones personalizadas que optimizan el uso de los recursos de tu proyecto. Nuestro compromiso es hacer las cosas bien desde el inicio: con precisión, responsabilidad y visión a largo plazo.
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Juan Corona
Especialista Eléctrico Jr.
Especialista Eléctrico Jr.