En un contexto donde pasamos cerca del 90 % de nuestro tiempo en espacios interiores, la biohabitabilidad es unconcepto esencial para garantizar entornos que cuiden activamente de la salud humana.
La biohabitabilidad integra principios de la salud ambiental, la arquitectura sostenible y la ciencia del bienestar con el objetivo de minimizar los riesgos derivados de contaminantes del aire, radiaciones, materiales tóxicos o deficiencias en ventilación, iluminación o confort térmico.
Un espacio biohabitable no sólo previene enfermedades como el síndrome del edificio enfermo, sino que también promueve activamente la salud física, mental y social, mejorando la calidad de vida y el desempeño de las personas en el entorno que habitan.

Los determinantes de la salud y el entorno físico
Los determinantes de la salud y el entorno físico
Según estudios recientes, algunos de los factores que influyen en la salud de las personas se distribuyen de la siguiente manera:
- Factores socioeconómicos: 40%.
- Comportamientos individuales saludables: 30%.
- Atención médica recibida: 20%.
- Entorno físico: 10%.
Aunque el entorno físico representa un porcentaje menor en esta distribución, su impacto acumulativo y diario es innegable, ya que actúa como soporte o detonante de múltiples efectos sobre el cuerpo y la mente.
La Dra. Elisabet Silvestre, bióloga española, especializada en biohabitabilidad y salud ambiental, afirma que, aunque el código genético no se puede modificar, los entornos sí pueden adaptarse para proteger la salud. En este sentido, el concepto de exposoma cobra gran relevancia.
¿Qué es el exposoma y por qué es clave para espacios saludables?
¿Qué es el exposoma y por qué es clave para espacios saludables?
El exposoma es la suma total de exposiciones ambientales y del estilo de vida que una persona experimenta a lo largo de su vida; incluye desde la calidad del aire que respiramos hasta el estrés crónico al que estamos sometidos por vivir o trabajar en entornos poco saludables.
Se puede clasificar en tres grandes grupos:
- Exposoma externo ambiental: contaminación, radiación, pesticidas, ruido.
- Estilo de vida: alimentación, sueño, actividad física, estrés, consumo de tabaco, etc,
- Factores internos biológicos: inflamación, microbiota, metabolismo, estrés oxidativo, etc.
Medir y analizar el exposoma permite diagnosticar riesgos en espacios interiores y exteriores, y desarrollar estrategias efectivas para su mitigación.
Uno de los ejemplos más claros de cómo un mal diseño afecta a las personas es el Síndrome del Edificio Enfermo, un fenómeno reconocido por organizaciones como la OMS.
Este fenómeno ocurre cuando los ocupantes de un edificio presentan síntomas de malestar físico o mental que están directamente relacionados con el tiempo que pasan en dicho espacio, sin que exista una enfermedad identificable.
Este se manifiesta en síntomas como:
- Fatiga crónica.
- Irritación ocular o de garganta.
- Dolor de cabeza.
- Problemas de concentración.
En el entorno laboral, estos síntomas se traducen en reducción del desempeño, aumento del ausentismo y pérdida de productividad. Certificaciones como WELL permiten priorizar la salud de los ocupantes de un edificio ya incorpora indicadores que vinculan directamente el entorno con el bienestar físico, mental y emocional de los usuarios.
Los edificios enferman cuando fallan en proporcionar condiciones saludables y seguras para sus ocupantes. Estos fallos pueden ser consecuencia de una mala ventilación, el uso de materiales tóxicos, humedad excesiva, contaminación del aire interior o deficiencias en la iluminación y la acústica.
El riesgo se intensifica cuando se consideran las vías de exposición a los contaminantes presentes en el entorno construido. Estas incluyen:
- Inhalación: es una de las vías más comunes. Ocurre cuando las personas respiran aire contaminado con compuestos orgánicos volátiles (VOCs), dióxido de carbono en altas concentraciones, mohos, bacterias, partículas suspendidas, y en casos más preocupantes, micro y nanoplásticos provenientes de mobiliario, textiles o acabados sintéticos.
- Absorción dérmica: la piel puede absorber contaminantes presentes en el ambiente, especialmente aquellos que provienen de productos de limpieza, pinturas, barnices, materiales de acabado o mobiliario tratado químicamente. La exposición constante a estos compuestos puede alterar el equilibrio hormonal, causar irritaciones o generar efectos acumulativos en el cuerpo.
- Ingestión: aunque parezca menos común, la ingestión de contaminantes puede ocurrir de forma indirecta. Por ejemplo, partículas de micro y nanoplásticos pueden depositarse en alimentos, bebidas o superficies, siendo consumidas inadvertidamente por los ocupantes del edificio. También pueden estar presentes en el agua potable si la instalación hidráulica o los recipientes de almacenamiento no cuentan con las condiciones adecuadas.
Herramientas para evaluar y mejorar espacios
Herramientas para evaluar y mejorar espacios
En KINENERGY promovemos un enfoque integrador en el diseño y rehabilitación de espacios, que parte de un diagnóstico preciso del ambiente interior y exterior. Entre las herramientas clave que utilizamos destacan:
- Medición de calidad del aire: detección de Compuestos Orgánicos Volátiles (VOCs) y CO₂.
- Estudios de orientación solar y ventilación natural.
- Evaluación de materiales con baja emisividad.
- Diagnóstico acústico e iluminación circadiana.
Estas herramientas nos permiten identificar factores de riesgo y proponer soluciones personalizadas, como el uso de materiales saludables, ventilación cruzada, control térmico eficiente y acústica adaptada a la actividad del espacio.
Biofilia y neurourbanismo: diseño centrado en el ser humano
Biofilia y neurourbanismo: diseño centrado en el ser humano
El diseño biofílico es una tendencia en crecimiento que busca reconectar a las personas con la naturaleza a través del uso de elementos como:
- Plantas y vegetación interior.
- Materiales naturales (madera, piedra, cerámica).
- Luz natural y ventilación cruzada.
- Diseños orgánicos y patrones inspirados en la naturaleza.
- Fuentes de agua, sonidos y aromas naturales.
Diversos estudios han demostrado que estos elementos reducen el estrés, mejoran la concentración, aumentan la productividad y fortalecen la salud mental. La iluminación circadiana, por ejemplo, sincroniza el ritmo biológico con la luz artificial, lo cual mejora el descanso, el estado de ánimo y la eficiencia cognitiva.
El neurourbanismo, por su parte, es un campo emergente que estudia el impacto del entorno urbano en el cerebro. Investigaciones del Center for Design and Health de la Universidad de Virginia revelan que los espacios naturales mejoran la memoria, la atención y el bienestar general hasta en un 20%. Diseñar ciudades que favorezcan la movilidad, el deporte, el contacto con áreas verdes y la cultura urbana, mejora directamente la salud pública.
El diseño y construcción de espacios saludables no es una moda, sino una necesidad urgente para mitigar los impactos del entorno en nuestra salud. Comprender los factores del exposoma, aplicar herramientas de diagnóstico avanzadas y adoptar estrategias basadas en biohabitabilidad y diseño biofílico, puede transformar la manera en que vivimos y trabajamos.
Desde KINENERGY, ponemos al servicio de desarrolladores, arquitectos, propietarios e inversionistas nuestra experiencia para garantizar la calidad ambiental interior, la eficiencia energética y el bienestar de los ocupantes a través de nuestros servicios de Well Performance Testing Agent promoviendo y garantizando así espacios resilientes, humanos y sostenibles.
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Karla Venegas
Consultora de Sustentabilidad Jr.
Consultora de Sustentabilidad Jr.
Karla cuenta con experiencia en diseño arquitectónico y gestión de edificios sustentables; destaca su participación en proyectos de edificios verticales multifamiliares, comerciales y oficinas. Curso diversos estudios en sustentabilidad y certificaciones impartidos por la escuela SOS en Milan Italia, además cuenta con una maestría en Diseño de Interiores y Ambientes Arquitectónicos por la UANL y el titulo de Arquitectura por la UDEM